Se
le atribuye a Einstein la frase “Si buscas resultados distintos, no hagas
siempre lo mismo”, ya fueran en la
intención o literalmente, estas palabras son una certera evidencia aplicable
tanto a nuestra vida cotidiana individual, como a proyectos sociales de gran
magnitud.
Los orientadores creemos
que la Orientación y por ende la Educación es un proyecto individual y social
de máxima envergadura.
Iniciado
el siglo XXI no sirven la escuela ni los
modelos de aprendizaje tradicionales de hace cien años. Esto atañe a la
orientación, que está plenamente incardinada
en el ámbito escolar y también reflexiona sobre los modelos que se proponen, los
compara¸ unifica criterios y, sobre todo, busca fórmulas de orientación que
respondan a los nuevos retos y situaciones de la realidad actual.
En este sentido la
Asociación de los Profesionales de la Orientación de La Rioja, APOLAR, nacida
hace casi 15 años, trabaja por atender tres ejes fundamentales:
Uno, poner en común
inquietudes, dificultades, experiencias de los orientadores.
Dos,
poner en valor el trabajo de orientación y la necesidad no solo de que este sea
reconocido (algo que cada vez ocurre con más frecuencia), sino también que sean
tenidas en cuenta las valoraciones, recomendaciones y orientaciones que
realizan a las administraciones, puesto que su labor es de carácter técnico y
confiere calidad a la educación, tal como se recoge y ha recogido en las
diferentes las leyes educativas: Ley de 1970, LOGSE de 1990, LOE de 2006 y la
LOMCE de 2013. Además de otras que no llegaron a aplicarse, o establecieron
aportaciones parciales (LOECE. 1980; LODE, 1985; LOPEG, 1995; LOCE, 2002).
Una función, tal como definieran Bisquerra y Álvarez, basada en “un proceso de
ayuda continuo y sistemático, dirigida a todas las personas, en todos sus
aspectos”, cuyo objetivo fundamental es “potenciar
el desarrollo humano a lo largo de toda la vida con objeto de potenciar el
desarrollo de la personalidad integral”. Por tanto, preservar nuestra labor de orientación:
sistémica, procedimental y con rigor profesional frente a intrusismos, es
también nuestra responsabilidad.
El
tercer eje es contribuir, en la medida de lo posible, a la información y
formación de educadores y familias en los temas más acuciantes e innovadores
del momento.
Respecto
a este último aspecto, si en los años anteriores nos centramos en la
Neuropsicopedagogia, este año lo hacemos en la Convivencia, el acoso escolar y
el ciberacoso. Temas candentes en la sociedad, que precisan de matizaciones,
reflexión, prevención y atención por parte de todos los implicados en la
educación de nuestros alumnos e hijos.
Deseamos
seguir aprendiendo, trabajando y replanteándonos la educación, la enseñanza, la
vida juntos. Juntos en el más amplio sentido de la palabra, es decir
orientadores, profesores y familias, de modo que encontremos fórmulas
diferentes (creativas, convivenciales, emocionales, pedagógicas
tecnológicas,…) para obtener resultados
diferentes, más positivos, más ajustados al siglo XXI, con aprendizajes no
meramente de conocimientos, sino para afrontar la vida con plenitud personal y
en una convivencia armónica.
De
tal modo que podamos refutar con hechos las palabras atribuidas a Newton, “Los
hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes” y que prevalezca la máxima de un autor
clásico en la orientación, Carl Rogers, “La única persona que está educada es
la que ha aprendido cómo aprender y cambiar”.
María José Marrodán Gironés Presidenta de APOLAR
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