domingo, 10 de noviembre de 2019

LA ORIENTACIÓN Y LA CONVIVENCIA DEL SIGLO XXI



Se le atribuye a Einstein la frase “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo, ya fueran en la intención o literalmente, estas palabras son una certera evidencia aplicable tanto a nuestra vida cotidiana individual, como a proyectos sociales de gran magnitud.
Los orientadores creemos que la Orientación y por ende la Educación es un proyecto individual y social de máxima envergadura.
Iniciado el siglo XXI  no sirven la escuela ni los modelos de aprendizaje tradicionales de hace cien años. Esto atañe a la orientación, que está plenamente incardinada en el ámbito escolar y también reflexiona sobre los modelos que se proponen, los compara¸ unifica criterios y, sobre todo, busca fórmulas de orientación que respondan a los nuevos retos y situaciones de la realidad actual.
En este sentido la Asociación de los Profesionales de la Orientación de La Rioja, APOLAR, nacida hace casi 15 años, trabaja por atender tres ejes fundamentales:
Uno, poner en común inquietudes, dificultades, experiencias de los orientadores.
Dos, poner en valor el trabajo de orientación y la necesidad no solo de que este sea reconocido (algo que cada vez ocurre con más frecuencia), sino también que sean tenidas en cuenta las valoraciones, recomendaciones y orientaciones que realizan a las administraciones, puesto que su labor es de carácter técnico y confiere calidad a la educación, tal como se recoge y ha recogido en las diferentes las leyes educativas: Ley de 1970, LOGSE de 1990, LOE de 2006 y la LOMCE de 2013. Además de otras que no llegaron a aplicarse, o establecieron aportaciones parciales (LOECE. 1980; LODE, 1985; LOPEG, 1995;  LOCE, 2002). Una función, tal como definieran Bisquerra y Álvarez, basada en “un proceso de ayuda continuo y sistemático, dirigida a todas las personas, en todos sus aspectos”, cuyo objetivo fundamental  es “potenciar el desarrollo humano a lo largo de toda la vida con objeto de potenciar el desarrollo de la personalidad integral”. Por tanto, preservar nuestra labor de orientación: sistémica, procedimental y con rigor profesional frente a intrusismos, es también nuestra responsabilidad.
El tercer eje es contribuir, en la medida de lo posible, a la información y formación de educadores y familias en los temas más acuciantes e innovadores del momento.
Respecto a este último aspecto, si en los años anteriores nos centramos en la Neuropsicopedagogia, este año lo hacemos en la Convivencia, el acoso escolar y el ciberacoso. Temas candentes en la sociedad, que precisan de matizaciones, reflexión, prevención y atención por parte de todos los implicados en la educación de nuestros alumnos e hijos.
Deseamos seguir aprendiendo, trabajando y replanteándonos la educación, la enseñanza, la vida juntos. Juntos en el más amplio sentido de la palabra, es decir orientadores, profesores y familias, de modo que encontremos fórmulas diferentes (creativas, convivenciales, emocionales, pedagógicas tecnológicas,…)  para obtener resultados diferentes, más positivos, más ajustados al siglo XXI, con aprendizajes no meramente de conocimientos, sino para afrontar la vida con plenitud personal y en una convivencia armónica.
De tal modo que podamos refutar con hechos las palabras atribuidas a Newton, “Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes y que prevalezca la máxima de un autor clásico en la orientación, Carl Rogers, “La única persona que está educada es la que ha aprendido cómo aprender y cambiar.
María José Marrodán Gironés Presidenta de APOLAR


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